martes, 16 de febrero de 2010

Los residuos de las centrales nucleares se pueden reutilizar

Los residuos que produce el combustible necesario para que una central nuclear funcione durante un año, se pueden reducir a un metro cúbico. Para hacer una comparación más gráfica, equivaldría al volumen que ocupan tres lavadoras de uso doméstico. El resto, es uranio, que no necesita especiales precauciones para almacenarse y que, además, puede aprovecharse como combustible para otros reactores. Este es el método que se usa en Francia y que España podría plantearse utilizar en el futuro. O no. Porque para decidir qué se hace con estos elementos radioactivos, aún hay mucho tiempo, de momento, basta con almacenarlos. Así de claro lo ve el catedrático excedente de Física Atómica Nuclear, y profesor de investigación del CSIC, Juan José Gómez Cadenas.

Autor de "El ecologista nuclear" (Espasa-Calpe 2009) no ve ningún problema en el almacenamiento de los residuos que generan las centrales. Asegura que el combustible gastado, es casi todo útil. De las 30 toneladas necesarias para hacer funcionar una central durante un año, 28 son de uranio. Pueden obtenerse además 300 kilos de plutonio, un elemento físil, que puede usarse directamente en reactores apropiados. El resto, una tonelada, es lo que se podría compactar y reducir a tan solo un metro cúbico por central y año. «Esto implica que todos los residuos de alta actividad que producen las centrales nucleares españolas durante un año, podrían almacenarse, una vez se han enfriado, en un armario ropero».

Este experto afirma que estos almacenes deberían denominarse futuro depósito de combustible, ya que el uranio que constituye la mayoría del combustible usado, así como el plutonio, puede aprovecharse.

Gómez Cadenas asiste perplejo al debate que ha generado la ubicación del almacén temporal centralizado de residuos nucleares (ATC). No entiende por qué los que están en contra de la energía nuclear, tampoco quieren que se abra una instalación de este tipo y afirma que no conoce a ningún científico que se oponga a estas infraestructuras.

Afirma que el ATC no supone riesgo para la población. «Para empezar, hay que insistir en un concepto. La radioactividad contenida en los residuos no se propaga por el aire». Los elementos que se guardarán en los ATC, estarán sobradamente protegidos. «Están encerrados dentro de unas pastillas de cerámica, que están dentro de unas varillas de circonio, rodeadas de un barril de acero empotrado en un sarcófago de hormigón armado. Cuando el combustible gastado se saca del reactor, emite calor y partículas de alta energía, que se detienen en las barreras citadas. Tanto el calor como la radioactividad disminuye con el paso del tiempo.

De ahí, que los elementos de combustible que se saquen ahora de las centrales, donde se encuentran guardados en piscinas de agua, están mucho más fríos que al salir del reactor y, por tanto, son mucho más fáciles de manipular.


Trece candidatos para el ATC

Trece municipios se han presentado como candidatos a albergar el Almacén Temporal Centralizado de residuos nucleares. En la Comunitat Valenciana está Zarra, municipio a escasos kilómetros de la nuclear de Cofrentes. En la disputa le acompañan Ascó (Tarragona), Campo San Pedro (Segocia), Congosto de Valdavia y Lomas de Campos (Palencia), Melgar de Arriba y, Santervás de Campos (Valladolid), Santiuste de San Juan Bautista (Segovia), Torrubia de Soria, Villar de Cañas (Cuenca) y Yebra (Guadalajara).


Tomado del diario La Razón de España.

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